sábado, 19 de mayo de 2012

Sobre la mesita de luz


Estamos vos y yo, por fin, cara a cara, sobre la mesita de luz

hay restos de plástico en el corazón, un poco de harina en la nariz

del perfil izquierdo nos parecemos bastante, del derecho no tanto.

Las dos ponemos el brazo debajo de la almohada para dormir,

tenemos talento para la fuga, sofisticación para el engaño,

nos gustaría ser gato pero no nos sale,

en primer lugar porque cuando caemos lo hacemos despatarradas y con ruido,

en segundo porque ya gastamos 7 vidas y aún seguimos andando derrochando vidas nuevas.

Pero nos gusta adormecernos al sol,

refregarnos contra la piel de un hombre, lamernos,

andar sigilosas por la cornisa, mirar fijo, maullarle a la luna,

eso tenemos en común con los gatos

vos y yo.

Voy a apagar las luces para que nos sigamos viendo,

es extraño pero aún en la oscuridad nuestros rostros no desaparecen,

será que nos recordamos tan exacto

tan fácil,

será que estamos tatuada la una en los ojos de la otra.

Claro que vos tenés  curvas donde yo ángulos,

y yo ángulos donde vos curvas,

vos mi lado oscuro, yo tu lado claro

yo tu día lluvioso, vos mi día soleado.

Estamos tan cerca que los alientos se fusionan,

son suaves, mezcla de te de boldo, humedad y tabaco,

estamos distantes, un rostro inaccesible para el otro rostro,

una pared frente a otra,

el gris frente al blanco,

la llama y la ceniza.

Estamos vos y yo sobre la mesita de luz, mirándonos fijo

como dos espejos planos, sin marco

uno frente a otro

demasiado seguido los reflejos se confunden

no se sabe cuál es cuál

es como mirarnos borrachas.

Las dos sabemos que no vamos a romper el vidrio

no vamos a estirar la mano,

vamos a mirarnos fijo nada más.

Y entonces quizás no sos vos, no soy yo

 esa inhallada infinita

esa derrota de una en la otra,

quizás somos tan sólo un presagio, una palabra

mi rostro al otro lado del puente, tu rostro al otro lado del río,

nuestra batalla ganada.

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