No siempre nos encontramos, nosotros, los disruptos
en esta flaca armonía de poca sopa, de sopa sin fideos
de fideos sin manteca
de fideo.
Pero nos buscamos, todo el tiempo nos buscamos,
jodidamente nos buscamos
entre los puchos y al final de la cerveza
y entre las estrellas también nos buscamos, claro que cuando el smog no las desaparece
y entonces hay estrellas y hasta luna y todo se siente como una triste belleza
porque no puede ser más que triste la belleza.
Y a nosotros dennos un poco de gris que nos sienta bien y un poco de rabia
que se nos ha hecho costumbre, dennos un mentolado
dennos autenticidad en polvo para aspirarla y que suba directo a la cabeza
dennos Joanna Newsom o cualquier cosa que se le parezca y un bolero también dennos
asi nos acordamos que antes la gente se enamoraba sin chat de por medio.
Espiritualidad alcáncennos que está ahí colgada secándose en el tendedero
que hace años que está húmeda y no nos entra ya, ha encogido
aunque probablemente nos equivocamos porque se trata mas bien de un despojo
cóncavo
convexo.
(¿Te acordás cuando leíamos cesar vallejo y eramos tan verdes, tan nuevitos pero ya nos sentíamos tan podridos por dentro y queríamos llorar y no podíamos y nos queríamos besar y menos nos salía?)
Y resulta, todavía resulta, que ya ha pasado mucha tinta bajo el puente, ha pasado mierda y han pasado mujeres y monstruos y litros de aceite y telas de colores y billetes podridos, tantas cosas bajo el puente y aun intentamos reflejarnos en una hoja atiborrada de palabras, mirarnos por ahí, sentirnos por ahí a ver si nos vemos el lindo, nuestro lindo y resulta que seguimos siendo tan intro tan under tan down tan mistic tan miau tan mua tan tan tan
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